En Euskalherria el juego de pelota es un divertimento, un entretenimiento y un modo de relacionarse con los pueblos y territorios vecinos. Aquí no hay diferencia de juego según las clases sociales y todos juegan con y contra todos. El pueblo o la villa participan del espectáculo y los organismos municipales se encargarán de tener estos espacios en buenas condiciones y de permitir su uso público. El juego de pelota se localiza de este modo en las calles y plazas públicas, en lugares cercanos al Ayuntamiento o a la iglesia, en definitiva en zonas de uso comunitario que sirven de punto de encuentro especialmente en días festivos. El juego de pelota no sólo no desaparece sino que se transforma hasta convertirse en una expresión cultural bien definida que tiene en el frontón de pared izquierda y en el juego a blé, su máxima expresión.
Las primeras noticias de juego formalizado nos hablan del juego a largo. Este juego tenía lugar en las calles de los pueblos y villas, en espacios abiertos cuyas medidas dependían de la propia extensión de la calle o plaza. El saque se realizaba desde el inicio de la calle que era donde se situaba el botillo y las paredes laterales, cuando las había, servirían de límites o escases laterales. El saque siempre se hacía a mano limpia pero el desarrollo del juego podía ser a mano, a guante o a pala.
Estos espacios comienzan a regularizarse a finales del siglo XVIII y es en este momento cuando además del juego a largo se habla del juego a rebote. Los planos y las condiciones de obra que les acompañan nos permiten observar que el juego a largo ocupa una extensión de unos 100 m de largo desde la línea o escas del saque, lugar donde se ubica el botillo, hasta la línea o escas del resto. En el rebote el espacio se reduce y en la zona del resto se coloca una pared o frontón de saque cuyo espacio inmediato se halla enlosado y que recibe el nombre de enlosado del rebote. El botillo, se coloca ahora en la mitad de la plaza justo enfrente del frontón de saque o pared de rebote.
La plaza está pavimentada de dos maneras, una parte con losa y el resto con tierra batida y la línea que divide la zona de enlosado del resto de la plaza se denomina línea o escas de rebote. Delimitado por una o tres paredes, este espacio enlosado permanece claramente diferenciado del resto de la plaza.
Las reparaciones que sobre los juegos de pelota van a ir haciendo los municipios incidirán de manera muy especial en esta zona enlosada llegándola a denominar juego de blé y rebote y prohibiendo en ocasiones que en ella se juegue a blé. Serán las modificaciones que vayan haciéndose las que nos dan las pautas de esa evolución al suprimirse la pared derecha del frontón del rebote, alargarse la pared izquierda y modificarse el sentido del enlosado siguiendo la dirección marcada por la pared izquierda. El juego a blé, juego de niños que dijera Gorosabel, no es sino la utilización de un recurso elemental y asequible como es una pared, algo que siempre, desde aquellas primeras noticias de 1509 en Bilbao, se ha venido usando en mayor o menor escala.
En el frontón se mantienen las líneas o cuerdas que delimitan el espacio de juego (escas lateral o de costado o de pavimento) y se mantienen también las cuerdas verticales del rebote que permiten al jugador calcular su juego y que ahora se llamarán cuadros. Habrá escas de saque y escas de pasa y la pelota deberá pasar la cuerda o escas del frontón marcado aquí mediante una chapa de hierro colocada en el frontis o frontón principal a una altura de 1, 18m. del suelo.
Según que se juegue a mano, a pala, a guante, cesta o chistera, el escas de saque estará situado en el cuadro 3 ó 4 mientras que la pasa será el cuadro 7.
El nuevo escenario presenta unas dimensiones adecuadas y asumibles para cualquier municipio pues si bien la longitud puede variar desde los 32m del Juego de Pelota de Vista-Alegre en Azpeitia en 1885 hasta los 64 m del Frontón Euskalduna en Bilbao en 1895, la altura de su frontis y pared izquierda es de 11m., presentando el frontis unas dimensiones de 11 x 11m.
Eso sí, la construcción del enlosado y del frontis, éste siempre en piedra sillar, precisa de una gran habilidad por parte de los contratistas debido a las exigencias de calidad y procedencia de materiales, tamaño de losas y piedras sillares así como a las condiciones en que deben ser colocadas.
La existencia del frontón es sin duda alguna fruto de la capacidad de innovación de nuestras gentes y es la principal aportación de nuestra cultura a un juego tan universal como es la pelota. El juego en frontón y el juego a pelota mano en particular son, junto con la pala, el laxoa, la chistera o la cesta por nombrar las herramientas de juego más conocidas, producto de una sociedad en continuo proceso creativo y al mismo tiempo respetuosa con el saber adquirido. Cierto que en el nuevo juego, el juego vasco de la pelota, pueden verse las huellas dejadas por los juegos a largo y a rebote, pero también es cierto que incorpora elementos que van a ser claramente definitorios como las herramientas de juego y el tipo de pelota a utilizar en cada caso y por sobre todos ellos, el espacio de juego, el frontón.
Texto: Dra. Amaia Basterretxea
Fuente: “Euskaldunen pilota jokoa / El juego Vasco de la pelota”
Euskal Museoa. Bilbao. Museo Vasco. Bilbao, 2009