El edificio se plantea como un gran volumen compacto, sobrio y rotundo que le otorga la solemnidad propia del uso que alberga, ya que éste equipamiento está llamado a ser el centro de la Pelota Vasca.
El programa se organiza de manera que los diferentes usos se mezclan, conformando finalmente un paralelepípedo de grandes dimensiones y geometría pura.
El resultado es un gran monolito negro, que constituye un hito en el paisaje periurbano de Bilbao.
El espacio interior es un espacio abierto y conectado que oscila entre la compresión de las zonas de paso y la dilatación de las zonas de estancia.
El edificio se ha ideado como una experiencia para el espectador que sea algo más que asistir a un espectáculo deportivo.
El usuario camina por un paisaje interior repleto de conexiones visuales y diagonalizaciones espaciales; un interior poroso sin apenas divisiones pero que consigue segmentar distintas estancias.
La sobriedad del exterior del edificio contrasta con la complejidad geométrica interior provocada por la disposición de los planos inclinados que constituyen las gradas y por la prioridad dada en el interior al color y a la luz natural.
EQUIPO REDACTOR DEL PROYECTO Y DIRECTOR DE LAS OBRAS:
Fco. Javier Gastón Ortiz, arquitecto
David Gastón Robles, arquitecto
Marcelo Ruiz Pardo, arquitecto
Juan Luis Urresti Gorostizaga, aparejador
Ana B. Montes Sastre, aparejadora